Nou article del Xavier Sala-i-Martín a "La Vanguardia", 17/02/11. No és que hi estigui d'acord al 100% però crec que és molt interessant com a partir de mig article va per feina i raona a la seva manera el què pensa de tot plegat.
Ya tenemos de nuevo al Gobierno limitando nuestra libertad! Cuando en Catalunya nos habíamos librado de un asfixiante tripartito que prohibía, entre otras muchas cosas, circular a más de 80 km/ h, sale el Gobierno de España y nos obliga a ir a 110 por autovías y autopistas. Las medidas catalanas y españolas tienen una cosa en común: ¡carecen de sentido!
La justificación del tripartito era que con la limitación habría menos contaminación, menos accidentes y menos congestión. El problema es que nunca se demostró que eso era cierto. De hecho, una vez el tripartito fue expulsado de la Generalitat, en la Conselleria de Medi Ambient se encontró un estudio de la Politècnica que demuestra que las restricciones no conseguían ninguno de esos objetivos. Lo de los 80 por hora resultó ser una mentira impuesta por los medioambientalistas de ICV. Y una vez desenmascarada la farsa en nombre de la cual se impusieron 360.000 multas de tráfico a ciudadanos inocentes, lo justo sería que les devolvieran el dinero. ¡Pero no! En una nueva demostración de transparencia, el partido de Joan Saura no sólo no devolvió el dinero, sino que escondió el informe en un cajón.
Entre paréntesis: eso de esconder estudios que van contra la doctrina oficial medioambientalista no es nuevo. Recuerden los embarazosos e-mails de la Universidad de East Anglia, donde los ecologistas divulgaban estratagemas para que las investigaciones contrarias a las tesis oficiales no fueran publicadas. También recordamos que el comité supervisor independiente del IPCC (el grupo de la ONU que publica los informes del cambio climático) regañó públicamente al IPCC, precisamente por silenciar las voces discordantes y por minimizar las enormes incertidumbres que hay detrás de cada una de sus catastróficas predicciones.
Total, que cuando aún estábamos recuperándonos del shock de descubrir que el tripartito nos engañaba con lo de los 80 por hora, va el Gobierno de Rodríguez Zapatero y anuncia que limitará la velocidad en autopistas y autovías a 110 km/ h. Ahora dicen que hay que ahorrar gasolina.
Aunque es de agradecer que esta vez no intente tomarnos el pelo diciendo que está salvando osos polares, la medida demuestra que este gobierno tampoco toma decisiones de manera inteligente. En la universidad enseñamos que una regulación es deseable sólo si los aspectos positivos que acarree son superiores a los costes que genera. Según Rubalcaba, la reducción de la velocidad ahorrará 18 millones de barriles de petróleo anuales, un poco menos de medio barril por español, lo que, a 100 dólares el barril, son unos 33 euros al año. Eso es bueno. Ahora bien, para que la medida sea deseable, hay que demostrar que esos beneficios son superiores a los costes asociados. Entre estos, destaca el tiempo extra que los ciudadanos van a estar en la carretera. Dice el Gobierno que eso es poco: quizá 3 o 5 minutos de media por viaje. Yo no lo sé. Pero tomemos ese dato como cierto. Para la gente que va a trabajar, 3 minutos por viaje quiere decir 6 minutos al día (ida y vuelta), lo que equivale a 20 horas anuales. ¿Es mucho o es poco?
Para estimar el valor que ese tiempo tiene para los usuarios podemos acudir a la literatura de psicología de la felicidad. En el 2004, el profesor Daniel Kahneman (ganador del premio Nobel de Economía en el 2002) ideó una manera para evaluar la felicidad llamada Day Reconstruction Method:entrevistaba a miles de personas y les hacía escribir un diario con todas las actividades que desarrollaban durante el día. Al lado de cada actividad, les pedía que puntuasen la felicidad que sentían al realizarla. No hace falta decir que la actividad que más felicidad genera es el sexo, seguido de la relación social después del trabajo, la cena, la comida y la siesta. Lo interesante es que el momento de más infelicidad para los encuestados es... ¡el tiempo que se pasaban en el coche yendo a trabajar! Y el tercer peor momento también es tiempo en el coche, esta vez volviendo de trabajar. Y entre uno y otro, está el trabajo en sí.
¿Qué quiere decir todo esto? Pues que si bien la prohibición ahorrará petróleo por valor anual de 33 euros por persona, el coste es que se va a exigir al español medio que se pase 20 horas practicando la actividad que más odia y que, de hecho, odia tanto o más que el trabajo. ¡Es como obligar a los españoles a trabajar 3 días más cada año para ahorrar 33 euros!
¿Vale la pena generar tanta infelicidad para ahorrar unos barriles de petróleo? Me parece a mí que la respuesta es claramente no. ¡Y no lo digo porque 3 días de trabajo a cambio de 33 euros parezca un salario tercermundista! Al fin y al cabo, los números que les he dado pueden ser más o menos ciertos. Lo que sí es absolutamente cierto es que, hasta ahora, los ciudadanos ya tenían la opción de ir a 110 km/ h y de ahorrar dinero. Pero eran pocos los que lo hacían. ¿Por qué? Pues porque todos y cada uno de ellos preferían correr y gastar un poco más a cambio de pasarse menos tiempo en tráfico. Dicho de otro modo, señor Rubalcaba: la factura del petróleo no la paga España, sino los españoles. Y con su comportamiento, estos le están demostrando que su prohibición es poco racional, pues el supuesto ahorro de barriles de petróleo no compensa los costes psicológicos de pasarse más tiempo en la carretera.
La pregunta que me queda es: dado que todo eso usted ya lo sabe (creo), ¿qué razones oscuras e inexplicadas le llevan a seguir queriendo reducir la velocidad? Y es que eso de ahorrar petróleo... no cuela.
1 comentari:
No hi estic gens d'acord. Primer perquè poca gent arriba als 50 km/h de mitjana pel matí de camí a la feina. Y segon, perquè crec que més infelicitat provoca el fet d'haver-nos de quedar a la feina treballant a partir de les 18:00 i sense que ens paguin aquestes hores. Aixó no representen ni 2 ni 3 minuts al dia, sinó molts més i pertant moltes més de les 20 hores que el senyor Sala i Martín comptablitza al cap de l'any. Això si que és per "obligació" i sembla que aquest senyor se n'oblidi. Així que aquesta manera d'argumentar les coses és pura demagògia barata.
Salutacions.
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