Article del Quim Monzó a "La Vanguardia", 15/04/2011.
La Vanguardia de anteayer nos sorprendió con unos datos sobre la Creu de Sant Jordi que muchos de nosotros –pobres pardillos– no sabíamos. El primero es que cada Creu (cada unidad) cuesta 1.128 euros. Es una cifra muy elevada si tenemos en cuenta que cada año se fabrican docenas de unidades. Este 2011, por ejemplo, se otorga a 29 personas y a 15 entidades. La suma de 29 y 15 da 44: 44 cruces. Basta multiplicar los 1.128 euros que cuesta cada una por las 44 que hay que entregar para ver que la cifra resultante se acerca escandalosamente a los 50.000 euros. Alguien dirá que no es lógico despilfarrar esa cifra en el actual momento de crisis –etcétera, etcétera–, pero es que esa cifra no sería sensata ni aunque no estuviésemos en crisis. Gastarse una morterada como esa en una distinción con prestigio estaría de sobra justificado. Pero es que, a nivel de prestigio, la Creu de Sant Jordi está más devaluada que la rupia indonesia, y dedicarle 50.000 euros anuales es una locura, con crisis o sin ella. Otra cosa es la Medalla d'Or de la Generalitat, que mantiene su crédito.
El problema de la Creu de Sant Jordi es que –desde que la crearon por decreto en 1981– los diversos Governs la han otorgado a menudo más como recompensa a los amigachos que en reconocimiento a méritos evidentes. Eso ha hecho que haya acabado degradándose hasta el punto de que, hoy en día, su reputación está por los suelos. En teoría su finalidad es “distinguir a las personas naturales o jurídicas que, por sus méritos, hayan prestado servicios destacados a Catalunya en la defensa de su identidad o, más en general, en el terreno cívico y cultural”. Todo eso, en teoría, porque –además de a personas dignas–, la han concedido a auténticas mediocridades, y también a personas de cualidad moral turbia, entre ellos algunos pájaros que no se sabe demasiado bien porqué aún no están entre rejas.
Por si el escándalo de lo que se gastan con esa distinción depreciada no fuese suficiente, nos enteramos también de que el fabricante de las cruces tiene la exclusiva. Vaya por Dios. ¿Cómo es posible que un fabricante tenga la exclusiva de una supuesta distinción honorífica nacional y que cobre cada unidad a un precio tan elevado? ¿Y si, el año que viene, el señor fabricante decide que por cada Creu no cobrará los 1.128 euros actuales, sino 3.428, pongamos? ¿Se trata de una distinción que otorga el Govern –y que pagamos todos los catalanes– o de un negocio cautivador? Yo tenía entendido que, antes de encargar algo a algún proveedor, la Generalitat convocaba concurso público para ver qué oferta interesa más, pero veo que, en este caso, no es así. ¡Con lo fácil que sería cancelar la exclusiva y abrir la convocatoria a todos los fabricantes! De paso, como las Creus de Sant Jordi van a seguir dándolas a paladas, pues que las fabriquen de latón o de plástico, que saldrán más baratas.
1 comentari:
Vaja, no sabia que les creus fossin tant cares! Podrien doncs,començar a retallar per aquí, enlloc de retallar l'Ensenyament i la Salut.
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